El aprendizaje de la lectoescritura requiere un esfuerzo de varios años para los alumnos/as y el educador busca en un principio una buena base que les ayude a ser buenos lectoescritores en un futuro cercano.
En una metodología de aprendizajes tempranos no hay sincronización entre lectura y escritura. Parece que la madurez neurológica hace que aprendan antes a leer que a escribir. Es necesario irles preparando para la escritura con actividades tempranas.
Si ya hemos pasado del garabateo (hasta los 3 años), en la siguiente etapa ejercitaremos las funciones visomotoras del aprendizaje de la escritura. Planteamos una sencilla propuesta, la Grafomotricidad.
Hacia los tres años, el niño es capaz de verbalizar el grafismo que ha realizado.
Es en este momento cuando el niño puede trazar círculos cerrados, cuadrados,
rectángulos, espirales, trazos rectos, etc. Aunque aún no sepa introducir la forma
y la trayectoria gráfica de las letras, es capaz de reproducir algunas letras aisladas.
Entre los cuatro y los cinco años va consiguiendo progresivamente alinearlas en el
espacio gráfico de la dirección izquierda-derecha. Pronto consigue darle sentido y
comprende que las letras tienen nombres y una pronunciación. También es capaz
de localizarlas en la palabra hablada y escrita
Aconsejamos la pauta cuadriculada, aunque en la actualidad no sea utilizada en los nuevos métodos de enseñanza, porque...
• Favorece de modo especial la atención.
• Facilita la adquisición de hábitos de orden y la orientación en el espacio.
• Es el medio idóneo para alcanzar un trazado regular, uniforme, seguro y legible en los primeros niveles de escritura.
• Es aconsejable para prevenir problemas de disgrafía.
• Ayuda al alumno a situarse en el espacio gráfico y constituye una eficaz prevención contra los trastornos de lectoescritura
Dado que la letra cursiva es la que se va a utilizar en la escritura, os presentamos ejercicios con las letras del abecedario y es conveniente que sea también la letra en que comience la lectura porque...
• No presenta inconvenientes para la lectura del niño.
• Reduce los problemas de direccionalidad.
• Trabaja sobre la palabra como auténtico lenguaje escrito.
• Favorece la percepción global de la palabra.
• Ayuda a la unidad del pensamiento escrito como un todo.
• Es legible, clara y estética.
• Favorece la velocidad.
• Permite un movimiento más fluido en la escritura.
• Con un esfuerzo asequible para el alumno, consigue resultados gratificantes.
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